lunes, 19 de octubre de 2009

La memoria de los sonidos


Se dice que la gente privada de algún sentido desarrolla en extremo los otros, logrando así la adaptación al medio de una forma diferente. Esto podría explicar, por ejemplo, el diferente comportamiento que mostramos los seres humanos hacia hechos similares de la vida cotidiana: si bien es cierto que no todos nos vemos privados de algún sentido (yo sí), todos somos sensibles en más o menos grado con según qué partes de nuestro cuerpo.

Gente con mucho olfato pero con un oído terrible, o hiper sensibles al taco incapaces de distinguir los pasteles de fresa de las enchiladas mejicanas, o incapaces de distinguir las letras de la pizarra pero con el don de arrancar de una guitarra los sonidos más hermosos con una sola pasada de oído. El mundo de los sentidos es algo maravilloso.

No voy a hablar hoy de mi carencia de olfato. Hoy me voy a referir al oído, ese alucinante sentido plagado de recuerdos. Me he despertado hoy a las 5:00 AM, medio ahogado en mi propia sangre (desagradable, sí, pero las cosas como son), y ya no he podido dormir de nuevo. Así pues, he decidido levantarme y darle alimento a los sentidos, empezando por el que, en mi caso, es primordial: el oído.

He encendido el ordenador y he conectado mi música (muy bien organizadita, por cierto, estoy orgulloso de lo bonita que me está quedando mi carpetita de música ^^). A lo mejor es la hora que es, que me hace hipersensible a cualqueir estímulo, pero cada canción, cada uno de los temas que estoy escuchando me trae recuerdos. Voy a intentar transmitiros, con tres canciones y los ojos cerrados, el recuerdo que sugiere:

1.- Kaze Wo Atsumete // Happy Ending --> Tokyo. Recuerdo el frío que hacía en las mañanas soleadas de diciembre. Caminaba por las calles de altos rascacielos, con rumbo a la Torre de Tokyo (imposible perderse ante la pirámide rojiblanca que se alza en el cada vez más cercano horizonte). Al llegar, al pie de la colosal estructura, las familias se divertían. Al llegar al primer nivel, una cafetería. Un café caliente, una silla, y, de repente, uno de los momentos más bonitos de mi vida: un pequeño grupo de música tranquila, suave, comienza a tocar en un escenario semi-improvisado, mientras nosotros, pequeñas hormiguitas, dominamos la vista de una de las ciudades más titánicas del mundo. Es mi momento, soy yo y estoy aquí.

2.- For Now // Avenue Q --> Real como la vida misma. Palabras duras, contundentes, pero cariñosas y cálidas. Recuerdo las mañanas en Cerdanyola, saliendo de casa (de casa) para ir a la universidad. El sol empieza a dejarse ver entre los edificios, y maldita sea, he vuelto a perder el autobús. No pasa nada. Vivo en la realidad, no tiene sentido que luche contra ella. Libro, vaho y música. Espera, tranquilo... no hay prisa. Don't stress, relax, let life roll off your backs... Qué razón tienen.

3.- FRUITS CANDY // Card Captor Sakura OST --> Otro tiempo. ¡Qué pequeño e ingenuo era! Contento con poca cosa, un par de cómics al mes, la música de mis series favoritas, pilas de CDs que completen mi estantería... Era otro tiempo. Pasión por las reuniones de "frikis", emoción exacerbada ante la inminente llegada del acto en cuestión. Creía que era mi mundo, que era mi vida. Dentro de poco sabré que hay algo más, mejor o peor, pero algo más. Y no me hará falta sustituir nada, sino completar. Completar mi vida.

Seguro que a todos os ha pasado. Es la memoria de los sonidos. Si alguna vez olvidáis algo, asociadlo a una melodía y escuchadla. Lo que nosotros olvidamos, ellos lo recuerdan perfectamente.

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