jueves, 3 de septiembre de 2009

Por qué Madrid no es Berlín


Amo esta ciudad. Me encanta Madrid, eso lo sabe todo el que me conozca un poco. Sin embargo, soy de los que opinan que las personas que conforman una ciudad pueden llegar a corromper el espíritu de la ciudad como ente (sí, creo en la vida de la ciudad al margen de gobiernos y demás, igual que creo en la vida de las palabras).

He viajado bastante (menos de lo que quisiera, desde luego), y, comparando, en España estamos muy a la zaga. En Tokyo, por ejemplo, la seguridad en las calles era tal que podías dejar la maleta en la calle sin que nadie la tocara. Me comentaba un amigo que en cierta ocasión, se dejó en el metro una mochila con una cámara digital carísima, y después de dos horas, después de haber dado el metro la vuelta completa, la mochila seguía allí, intacta, en el mismo sitio en el que él la había dejado.

En Berlín, por lo que he visto y José me ha contado, la gente no comete tampoco este tipo de actos (siempre hay manzanas podridas, en todas partes, pero la regla general impera). ¿Por qué? Pues por que no tiene la necesidad de ello. No les hace falta. A la hora de cometer un crímen, los contras deberían superar con creces a los pros, pero parece que en este país sale a cuenta arriesgar el cuello por sacar tajada de cualqueir parte. Pero, si nuestros políticos roban y salen indemnes, ¿cómo no vamos a intentarlo nosotros, obrerillos de a pie? La corrupción ha tocado muchos palos de esta sociedad, demasiados, y es momento de empezar a limpiar la mierda (con perdón) que nos ahoga.

* Foto extraída de El País, edición del lunes 31 de agosto de 2009. El pie de foto dice "Al fondo de la imagen, dos jóvenes roban la bicicleta del fotógrafo en la esquina de Velázquez con Goya".

1 comentario:

  1. Hoy he ido a Ikea con la bici. Con ella y con los tres candados que me acompañan: rueda delantera, trasera y bici en sí.
    Una vez me dejé la bici sin candado en Berlín un día entero, al lado de la uni. Cuando fui a cogerla a las 8 me di cuenta de que no había cerrado el candado y que nadie me la había robado. Ains Berlín...
    Por cierto, como Kotoba no te había reconocido :)

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