¿Quién no recuerda la musiquilla que, cuando éramos pequeños, acompañaba a la serie de Sherlock Holmes creada por Miyazaki? Si no la recordáis, podéis verla aquí.
El caso es que ayer fui al cine para despejarme un poco de trabajos y exámenes, y como no me apetecía ver nada que me hiciera pensar demasiado, entré a ver la versión más explosiva (literalmente) del detective inglés creado por Conan Doyle hace ya tanto.
No está mal, para qué engañarnos. De nuevo, es una película que cumple con lo que promete: acción, intriga, risas y explosiones, sí, muchas explosiones. ¿Pagar por ella? Hace poco un amigo me dijo que yo iba al cine más de lo que podría parecer por mis críticas propiratistas. El cine me gusta, la verdad, y no me da miedo pagar con él cuando sé que lo que voy a ver no me va a hacerme sentirme estafado después. O sí, pero que al menos me transmita algo de lo que espero recibir. No sé si me explico... Que no es por apoyo a la industria cinematográfica, en absoluto. Es porque me gusta verlo a pantalla grande, nada más. A lo que iba: pagar por esta película quizá no es lo más adecuado teniendo en cartelera otras como es Avatar, y a lo mejor incluso hubiera disfrutado más en el cine otras como Planet 51 o 9 (¿esa "o" va con acento? Son dos títulos de película...).
En fin, que la peli está bien. De verdad.
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