sábado, 28 de noviembre de 2009

Mi nuevo heroe


Sé que prometí intentar no caer en la rutina de comentar sistemáticamente obras de teatro, películas, libros, conciertos o demás muestras de cultura. De un tiempo a esta parte, esto parece más la guía del ocio que un blog (por lo de la cultura y porque no lo lee nadie, vaya). Pero es que tengo que hablaros de mi nuevo heroe. Os pongo en antecedentes.

Cada cierto tiempo, a uno le llueve (sí, como caído del cielo) un personaje, un carácter. Me pasó de pequeño con Jack Skellington, "the Pumpking King", señor de la ciudad de Halloween y momentaneo usurpador de la Navidad. Un poco más adelante, en una etapa ciertamente oscura de mi vida, apareció Haplo, el solitario, sabedor de que la compañía es, a la larga, una carga, un lastre del que hay que prescindir. Y hoy, esta noche, ha aparecido otra figura que ha marcado un momento importante (sí, un antes y un después) en mi vida. Y es un super-héroe.

Por supuesto, si algo permanece de estos personajes (ya véis, apenas tres a lo largo de mi vida, muy corta aún por lo demás), es por un hecho muy concreto: aparecieron en el momento adecuado. Me dieron lo que necesitaba cuando lo necesité, y por eso les estaré siempre agradecido. ¿Qué me ha dado Dominic Matei? Para empezar, he de decir que sí, es un super héroe con todas las de la ley. Un mutante que perfectamente podría pertenecer a la patrulla X. Pero no, no pertenece a la factoría Marvel/Disney, ni a DC, ni a ningún contubernio americano. No es producto de la mente de un nipón, de ojos exagerados y pretensiones redundantes. Tampoco es uno de aquellos machos hispanos a los que estuvimos acostumbrados de jóvenes. Es rumano. De un pueblecito llamado Pietra Neamt.

Lo he conocido gracias a Francis Ford Copolla y su película "Youth without youth", no estrenada en España (gracias a Dios, no ha habido oportunidad de arruinarla con el doblaje, pues resulta especialmente importante en este caso); no obstante, originalmente, nació en un libro de la mano de Mircea Eliade. No quiero desvelar la trama de la historia (aunque muero de ganas por comentarla con alguien). Baste decir que el protagonista (mi héroe) es un profesor de lingüística rumano obsesionado con el estudio de la lengua primigenia, la protolengua. Ya en su vejez, en su senilidad, cuando parece que todo está perdido y la pesadez ha caído sobre él, es alcanzado por un rayo, y más de un millón de voltios recorren su cuerpo de arriba abajo. Gracias a (o por culpa de) esto, recupera su juventud, y... :).

No he podido evitar recordar la trama de El Diablo Mundo esproncediano, aunque la premisa es un poco diferente. En el poema, el anciano no quiere morir y se resiste a ello. En la película de Coppola... bueno. La cosa cambia. Solo me resta comentar que el papel de Dominic está brillantemente encarnado por un Tim Roth pletórico, alucinante. Todo un peliculón que merece la pena ser visto y que, en breve, imagino, adquiriré gracias a las glorias de Amazon :).

Y sale Matt Damon.

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